Los datos de Eurostat de cierre de
fin de año cifran el paro de las personas jóvenes en la friolera del
56,5%. España bate records de paro juvenil en el conjunto de países de la Unión
Europea, solo superado por Grecia con el 57%. Si la cifra era ya de por sí escandalosa,
la evolución durante el 2012 nos ha dejado unos datos dramáticos para las y los
jóvenes, que ven como única opción la emigración.
Esta cifra evidencia el
aumento creciente del paro entre las y los más jóvenes como sector más afectado
desde que la crisis comenzó en nuestro país. Las sucesivas políticas de los
gobiernos, tanto el PSOE como el PP, en especial las reformas laborales, están
dando como fruto un creciente aumento del paro en nuestro país, la destrucción
del empleo digno y cada vez más beneficios para los grandes empresarios.
Queda así evidencia el fracaso de
las recetas de la Troika, que en lugar de solucionar la crisis que sufrimos la
juventud de los países del sur de Europa, nos está empujando inevitablemente
hacia la miseria, la precariedad y la exclusión social. Todo ello implica
también mayores niveles de precariedad y de desprotección de las y los
trabajadores ante los abusos de la Patronal.
Desde el Área de Juventud de Izquierda
Unida consideramos que las cifras de paro juvenil tan alarmantes no hacen
más que reafirmar nuestra postura de oposición frontal a cualquier tipo de
reforma que implique más pérdida de derechos laborales y animamos a toda la
juventud del Estado a seguir luchando contra un Régimen que nos excluye y nos
condena a la miseria.
Tampoco pasamos por alto la coacción
y el chantaje con el que está utilizando la CEOE ante semejante cifra de paro juvenil,
proponiendo un contrato para jóvenes situándolo en el Salario Mínimo Interprofesional.
Pese a haber aumentado su tasa de ganancia el pasado año, utilizan de forma miserable
la precaria situación de la juventud para reducir aún más, si cabe, las condiciones
y derechos laborales de las personas jóvenes.
La Patronal solamente tiene un interés:
emplear mano de obra cada vez más barata explotándonos cada vez más, demostrando
que la juventud no les importa absolutamente nada. La disyuntiva es clara: cientos
de miles de jóvenes nos jugamos nuestro futuro y tendremos que decidir si queremos
vivir en condiciones de vida cada vez más esclavas o si luchamos por un modelo de
país del pueblo y para el pueblo donde no haya generaciones perdidas.
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